lunes, 30 de agosto de 2021

miércoles, 25 de agosto de 2021

lunes, 23 de agosto de 2021

Arqueología Forense.


La arqueología forense aplica técnicas arqueológicas establecidas, ligeramente modificadas por los requerimientos del registro del lugar de hechos o lugar del hallazgo, en donde un esqueleto o esqueletos o un cuerpo o cuerpos están presentes. No sólo se han utilizado estas técnicas de la arqueología tradicional al estudio de presuntos hechos delictivos, sino también en la investigación de batallas del pasado y exhumación de figuras históricas.

Cuando se encuentra un cadáver esqueletizado o en avanzado estado de putrefacción, el arqueólogo forense puede auxiliar al perito criminalístico de campo. Se robustece así una estrategia de investigación intradisciplinaria en donde trabajan conjuntamente el perito criminalista de campo, fotógrafo forense, arqueólogo forense, antropólogo físico forense, los distintos científicos forenses del laboratorio de criminología que procesan los indicios recuperados que se objetivan en dictámenes los cuales constituyen un medio de prueba.

La arqueología trata de recuperar la conducta cultural del pasado. El enfoque de la arqueología forense es reconstruir la conducta criminal y recuperar evidencia asociada en su contexto, que permita reconstruir los eventos finales de los hechos presuntamente delictivos.

Información extraída de este enlace: 


 

sábado, 21 de agosto de 2021

Anónimo.

Anónimo.
Fotografía post mortem de un animal sobre 1845.
Daguerrotipo.
The Thanatos Archive.
Posiblemente sea un roedor o un cachorro de perro.

 

jueves, 12 de agosto de 2021

Mexico.


Mexico.
Fotografía post mortem de una niña en el siglo XIX.
Retrato de Romualdo García.
Col. COLMICH.


 

El enigma de la momia con un bebé en brazos.

 

El enigma de la momia con un bebé en brazos.
Fotografía Manuel Ansede.

Era el 22 de abril de 1864 y el médico militar Manuel Almagro, tras desembarcar en Cobija, el único puerto boliviano en el océano Pacífico, alquiló una mula de carga y otra de silla. 
Se iba a adentrar en el desierto de Atacama, con un viento ardiente que borraba los caminos y la única compañía de un riachuelo de agua salobre y tan desagradable que no la bebían ni sus bestias. 
El día 27, tras una agónica travesía por el arenal, llegó al caserío de Chiu Chiu, a 45 leguas de Cobija, donde sabía que podía encontrar cadáveres momificados.

Era el segundo europeo en aventurarse por allí, tras el paso del alemán Aquinas Ried en 1851. “Practicó allí muchas excavaciones, de las cuales tuvo el placer de sacar numerosas momias, que con mucho trabajo han podido ser conducidas hasta Madrid”, escribió él mismo en un libro a su regreso. 
El desierto era tan inhóspito que las recuas lo cruzaban desde las minas de Potosí con cargamentos de plata acuñada guiadas por un solo hombre. 
No había peligro de bandidos. Para volver, Almagro se unió a una de estas recuas, que transportaba 120.000 pesos.

El médico militar, miembro de la Comisión del Pacífico, la mayor expedición científica española del siglo XIX, volvió con 37 momias sustraídas a la tierra con todo su ajuar funerario en Perú y Chiu Chiu, territorio de Bolivia hasta que fue anexado por Chile en 1879, tras la Guerra del Guano y del Salitre. Una de ellas era un ejemplar único: lo que parecía una madre con un bebé en sus brazos.

Su postura pone los pelos de punta. Todas las momias aparecen con las piernas flexionadas de tal manera que las rodillas rozan sus barbillas, pero la mujer aparece sentada como una sirena con el niño momificado apoyado en su antebrazo derecho, en un gesto que todavía provoca ternura. La chica, fallecida alrededor del año 1500, conserva todos los cabellos, que caen sobre sus hombros secos en dos largas trenzas negras.

La momia se expuso en Madrid desde la llegada de la expedición hasta mediados de la década de 1970, cuando desapareció de las vitrinas del Museo Nacional de Antropología. Literalmente, se esfumó de la faz de la Tierra. Poco más se volvió a saber de una de las momias más singulares de América.

Casi 40 años después, la antropóloga Patricia Alonso abre una puerta camuflada en una de las salas del museo. Es un armario minúsculo con unas pocas cajas sin tapa, cubiertas por un papel plástico. Alonso, con guantes blancos y mucho mimo, descubre la primera de ellas y aparece una momia típica, en posición fetal, llevada por Almagro a Madrid en 1866. Muy cerca, sin caja y directamente apoyada en una especie de colchoneta, se halla la momia con el bebé en brazos. Ya no está sentada, sino tumbada boca arriba. Más de medio milenio después de su muerte, a esta presunta familia momificada también le afecta la crisis económica española.

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martes, 10 de agosto de 2021

Anónimo.

Anónimo.
Fotografía post mortem de seis mujeres en el siglo XIX.
Es de admirar el trabajo del fotógrafo para montar la escena.
Todas las mujeres de esta foto están fallecidas. 
La muchacha de espaldas está con el rostro desfigurado.





 

lunes, 9 de agosto de 2021

viernes, 6 de agosto de 2021

Anónimo.

 

Anónimo.
Fotografía post mortem de una mujer en el siglo XIX.
Fotografía de una de las clásicas.
Esta joven mujer murió en un incendio que le quemó la parte izquierda de su cuerpo.

miércoles, 4 de agosto de 2021

martes, 3 de agosto de 2021

Síndrome de Lázaro.

 

Síndrome de Lázaro.
Imagen sacada de la película el efecto Lázaro del 2015.

El síndrome de Lázaro o auto resucitación después de fallar la reanimación cardiopulmonar, es el retorno espontáneo de la circulación después de varios intentos fallidos de reanimación.​ Desde 1982, este fenómeno ha aparecido en la literatura médica por lo menos en 38 ocasiones. También llamado fenómeno Lázaro o efecto Lázaro, toma su nombre de Lázaro, que, en el relato del Nuevo Testamento, fue resucitado de entre los muertos por Jesús.

Síndrome de Lázaro.

Los casos de este síndrome son muy poco frecuentes y las causas no se comprenden bien. Una teoría para este fenómeno es que un factor principal (aunque no el único) es la acumulación de presión en el pecho como consecuencia de la resucitación cardiopulmonar (CPR). La relajación de la presión después de haber terminado el ejercicio de reanimación, puede ser un factor que permita al corazón expandirse, lo que puede provocar la activación de los impulsos eléctricos y reiniciar el latido del corazón.​ Otros posibles factores son la hiperpotasemia, en la que los niveles sanguíneos de potasio son demasiado altos, ya que se ha relacionado con el retraso en el retorno de la circulación espontánea, o también altas dosis de epinefrina.

Síndrome de Lázaro.
Imagen sacada de la película el efecto Lázaro del 2015.

El síndrome de Lázaro plantea cuestiones éticas para los médicos, quienes deben determinar cuándo se ha producido la muerte clínica, la finalización del ejercicio de resucitación, y cuando deben tener lugar procedimientos post mortem como autopsias y recolección de órganos para la donación.​ El médico Bruce Ben-David escribió: "Tal vez es una suprema arrogancia de nuestra parte suponer que podemos distinguir con fiabilidad el reversible del irreversible, o el rescatable del no-rescatable".

La literatura médica recomienda observar los signos vitales de un paciente, durante cinco a diez minutos después del cese de la reanimación, antes de certificar la muerte.

Información extraída de este enlace: 







lunes, 2 de agosto de 2021