La visita al cementerio es una actividad que se suele hacer al menos una vez en la vida. Ese punto de conexión entre la materia y el espíritu, lo eterno y lo efímero, sugestiona de manera inevitable; y si por motivos agnósticos no se asume como un lugar de espiritualidad, por respeto se suele canalizar como un espacio solemne. Aunque hay quien va más allá…
La coimetrofilia, del griego koimeterion (cementerio), es una parafilia definida como una persistente, anormal e injustificada atracción por los cementerios. De todas las parafilias, es una de las menos estudiadas, y aunque exista el término coimetromanía, que es solamente la manía de visitar los cementerios, la relación que se establece al tener coimetrofilia, trasciende el acto físico de la sexualidad y se manifiesta de modo más espiritual, en una relación con el espacio.
Cementerio de Ciriego (Cantabria).
En ese sentido espacial, los cementerios, y más en lo especifico las necrópolis, suelen ser no solamente lugares sacros donde se visitan seres queridos que ya no están, sino que son narradores de historias de las ciudades que los acogen, espejos inamovibles y a la vez en evolución de las sociedades y sus corrientes de pensamiento. A veces, de una manera tan peculiar que se convierten en museos a cielo abierto.
Información extraída de este enlace: https://dialektika.org/2020/09/04/coimetrofilia-inducida-cementerio-pere-lachaise/#:~:text=La%20coimetrofilia%2C%20del%20griego%20koimeterion,injustificada%20atracci%C3%B3n%20por%20los%20cementerios.
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